La salud gastrointestinal del equino es extremadamente frágil, pero las probabilidades de la aparición de úlceras gástricas y cólicos pueden reducirse a través de cuidados específicos como un correcto manejo nutricional y la utilización de suplementos alimenticios basados en prebióticos y probióticos.
Los caballos son herbívoros, que por lo general pasan de 16 a 18 horas al día moviéndose y comiendo una variedad de forraje que fluye a través del tracto digestivo en un goteo lento y constante. Su sistema digestivo es una estructura compleja y sensible, formada por diferentes órganos que presentan particularidades únicas, como un estómago pequeño y un intestino grueso grande dedicado a digerir un suministro continuo de fibra, siendo los caballos esencialmente «fermentadores del intestino grueso» y su sistema digestivo lo refleja. Dentro del intestino grueso, miles de millones de microbios prosperan al digerir un suministro constante de fibra a través de la fermentación, lo que los mantiene en un estado óptimo y promueve un intestino grueso sano. La salud digestiva de los caballos depende, por tanto, de que se alimenten de forma compatible con su sistema digestivo y su población microbiana.
Sin embargo, cualquier modificación de su rutina puede tener resultados potencialmente negativos sobre la salud intestinal; convirtiendo a este animal en un organismo particularmente sensible a aspectos como la dieta o el estrés. Por ello, los caballos de alto rendimiento y competición, que a menudo tienen una dieta y una rutina de manejo muy alejada de este ideal, plantean desafíos importantes para el correcto cuidado del tracto digestivo. Además, el estrés asociado con la participación restringida, el aislamiento, los viajes, los entornos desconocidos y el entrenamiento intensivo pueden afectar significativamente la salud digestiva y generar problemas que tendrán un impacto en el rendimiento.
Aunque muchos factores influyen en el comportamiento de su caballo, la salud digestiva y la nutrición son fundamentales para la buena salud y rendimiento, por lo que es importante asegurarse de que, tanto entrenadores como veterinarios, está apoyando la salud digestiva de su caballo con la dieta y el control adecuados. Algunos de los factores más habituales son la escasez de forraje o agua, el estrés o las dietas inapropiados o pobres en nutrientes clave.
Para evitar la aparición de problemas asociados al aparato digestivo, es importante tener en cuenta que cada caballo tiene unas necesidades especiales y lo que funciona para un caballo no tiene por qué necesariamente extenderse a otro. Se pueden llevar a cabo una serie de medidas como un control estricto de la dieta – tanto en contenido como en las pautas de administración –, así como la creación de nuevos hábitos de alimentación y entrenamiento o la inclusión de suplementos alimenticios en la dieta del animal. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que los caballos son animales y, como seres vivos, nada puede hacerlos completamente resistentes a los accidentes y las lesiones o los trastornos y afecciones a los que son propensos. Sin embargo, acumular el mayor conocimiento posible puede suponer una gran diferencia.
PROBLEMAS DERIVADOS DE UN MANEJO NUTRICIONAL INADECUADO
Debido a la complejidad del sistema digestivo, existen muchos factores que pueden resultar influyentes en el declive de su salud. La integridad gastrointestinal puede verse afectada por cualquier dolencia o enfermedad a pesar de nuestros cuidados y supervisión, pero para reducir las posibilidades al mínimo es crucial tener una serie de conocimientos esenciales de manejo, nutrición y una comprensión general de la fisiología digestiva. Las necesidades nutricionales y las pautas de entrenamiento deberán estar claras tanto para los propietarios como para los preparadores, el personal de la cuadra y los veterinarios. Solo así podremos determinar una correcta alimentación que nos asegure el bienestar de nuestros caballos y una óptima salud gastrointestinal.
El agua tiene un papel esencial al mantenimiento de la salud de tu caballo. La ausencia o el descenso en la ingesta, ya sea por una temperatura o calidad inadecuadas o por una mala disposición de los bebederos, serán una de las principales causas de cólico. La alimentación, por otro lado, es también muy importante. Entre otros errores que pueden tener consecuencias negativas para los caballos en relación con los alimentos está la falta de acceso a pastos o a forrajes. El tracto digestivo del caballo está diseñado, por genética, para un consumo continuado de alimentos de alto contenido en fibra, permitiéndole alimentarse con dietas basadas únicamente en forraje, de buena o mala calidad, siempre y cuando haya una gran disponibilidad de este. Sin embargo, en régimen de estabulación, las dietas están basadas mayoritariamente en concentrados. Estas pueden ser perjudiciales cuando el manejo inadecuado provoca que el caballo pase largos periodos de tiempo en ayuno.
La hierba fresca tiene muchos beneficios para el caballo en comparación con la hierba seca (como el heno), introducida en régimen de estabulación. Cuando está verde, al igual que en los pastos, tiene más energía, proteínas, aminoácidos, grasas, ácidos grasos omega 3, vitamina A, vitamina E, vitamina K y antioxidantes. El heno, además, se hace una vez al año y, a medida que envejece, pierde vitaminas liposolubles como la A, la E y la K, provocando que sus propiedades nutricionales varíen a lo largo del año. Además, la hierba verde está libre de polvo y el caballo pasta con la cabeza hacia abajo, favoreciendo el drenaje y la salud de las vías respiratorias.
Por otro lado, también es habitual que la alimentación a base de forraje y heno (que ya de por sí suele priorizarse al pastoreo), sea eclipsada por piensos grano o extrusionados ricos en carbohidratos y bajos en fibra. Esta costumbre de reducir la importancia de la contribución de los forrajes a la hora de satisfacer las demandas nutricionales del caballo, puede provocar graves trastornos gastrointestinales, metabólicos y de comportamiento.
Para revertir estas carencias, una muy buena alternativa es la utilización de suplementos a base de prebióticos y probióticos, como EQSHIELD GUT, de Neostrong EQ, un nutraceútico beneficioso para promover un ambiente digestivo óptimo, ayudando así a prevenir alteraciones gastrointestinales recurrentes. Para incluirlos en la dieta, eso sí, es necesario contar con un buen asesoramiento nutricional para elegir el mejor suplemento y las pautas de administración adecuadas. Muchos de ellos se añaden sin tener en cuenta las necesidades nutricionales de cada caballo con la esperanza de mejorar su rendimiento, por lo que su uso deberá ser responsable y siempre entendiendo que cada caballo tiene unas necesidades específicas y, por tanto, también requerirá de una dieta específica.
PROBLEMAS DIGESTIVOS NO RELACIONADOS CON LA NUTRICIÓN
Además de la alimentación, también existen otros factores externos que pueden generar problemas en los équidos a nivel digestivo. Por ejemplo, bajo el régimen de estabulación, los caballos se encuentran mucho menos expuestos a la luz solar, afectando directamente a la síntesis de vitamina D que a su vez interviene en la regulación del calcio y del fósforo. Esto puede evitarse gracias a la correcta elección, tanto de suplementos como de piensos, específicamente formulados para cubrir los requerimientos nutricionales.
También hay que tener en cuenta que los caballos son una especie particularmente susceptible de sufrir estrés. Una respuesta aguda de estrés induce un aumento en la concentración del cortisol plasmático en el animal que, de alargarse en el tiempo, contribuye a la fatiga muscular, a la hipertensión y a la alteración del sistema inmune y la fertilidad. A nivel del aparato digestivo (muy sensible en el caballo), mencionar que el movimiento natural del intestino se ve alterado cuando está sometido a mucha tensión, lo que puede causar desde impactaciones hasta diarreas. También puede aumentar la secreción de acido clorhídrico e inhibirse la secreción de prostaglandinas, dando lugar a la aparición de úlceras gástricas.
Existen varias razones por las que un caballo puede desarrollar estrés, como un mal manejo o la falta de descanso. En cuanto a viajes, tanto la distancia como las condiciones en que se realiza pueden afectarle – las concentraciones de cortisol, por ejemplo, son mayores cuando el animal realiza el viaje sin tener forraje a su disposición. Los transportes de más de 24 horas incrementan la fatiga y producen cambios en el metabolismo muscular, ambos posibles desencadenantes de estrés. Del mismo modo, la exposición a enfermedades o a esfuerzos excesivos, a menudo derivados por el deporte de competición, pueden generar un estrés al animal que provoca que comiencen a resentirse diferentes aspectos de su salud, incluido el tracto intestinal.
ÚLCERAS GÁSTRICAS
Una de las principales consecuencias de los elementos previamente nombrados, desde una dieta inadecuada al exceso de estrés, habitualmente acaban materializándose en el caballo en forma de úlceras gástricas; que podríamos definir como la aparición de daños en determinadas áreas de la porción no glandular o escamosa del estómago producidas por una exposición prolongada al ácido clorhídrico, que se secreta en este órgano de manera constante, y/o por la administración de AINES de manera continuada.
Las úlceras son extremadamente comunes. Afectan a caballos de todas las edades y razas, pero sobre todo en aquellas disciplinas que requieren un nivel de exigencia elevado, y por ello, de acuerdo con un estudio, más del 90% de los caballos de carreras podrían padecer úlceras gástricas. Tal es su prevalencia que, actualmente, representan el problema más importante en los caballos de deporte en cuanto a salud y economía se refiere– las úlceras implican no solo un descenso en el rendimiento deportivo, sino también un fuerte impacto sobre el bienestar animal.
Diagnosticar úlceras gástricas no es una tarea fácil, ya que el cuadro clínico puede variar presentando síntomas como dolor abdominal leve o moderado, falta de apetito o pérdida de peso, depresión, bruxismo (rechinar dientes) y mala calidad del pelaje, hasta un cuadro subclínico, sin signos evidentes.
A corto plazo, las úlceras gástricas pueden hacer que sea necesaria la prescripción de medicamentos que favorezcan la correcta cicatrización del tejido lesionado. A largo plazo, sin embargo, será necesario construir una solución enfocada no solo reparar el daño creado por la úlcera, sino a tratar de garantizar su prevención. Por eso, será necesaria la acción combinada de nutracéuticos específicos basados en agentes naturales (como el espino cerval de mar y el aloe vera), junto con planes de entrenamiento con intensidad progresiva y otras medidas de manejo en la alimentación que ayuden a mantener al animal con bajos niveles de estrés.
CÓLICOS
El término “cólico” hace referencia a un dolor abdominal, de modo que no apunta a ninguna causa o localización específica en el vientre del caballo a pesar de que su presencia puede ser crítica para su salud. Generalmente ocurren debido a alguna de las situaciones que hemos mencionado anteriormente, como la disminución de ingesta de agua o cambios tanto en la dieta como en su rutina de trabajo. Las causas de cólico más comunes son la impactación de estómago o colon, torsión intestinal, timpanismos, la estrangulación a través de hernias, vólvulos, y otras causas de obstrucción. Cualquiera puede provocar dolor cólico de mayor o menos intensidad, dependiendo de la gravedad.
Los cólicos más graves, sin embargo, harán que el caballo se muestre muy incómodo y dolorido, ya sea estirándose, mirándose los flancos, tumbándose y levantándose repetidas veces, o revolcándose violentamente. Todo esto se puede evitar, de manera general, a través de unas buenas prácticas que tengan en cuenta los puntos mencionados previamente, como mantener una rutina estable basada en los cuidados y las necesidades específicas para el animal y acceso ilimitado al agua.
Además, podremos organizar y tener en cuenta medidas más concretas, como: desparasitaciones periódicas, un correcto manejo nutricional y plan de trabajo organizado.
No obstante, algunos casos de cólico no se pueden prevenir ni predecir. Por ello, es necesario contar siempre con el asesoramiento y seguimiento del veterinario, y estar atento a cualquier cambio en el comportamiento habitual del caballo.